Matilde Lara Díaz, ex alumna del colegio, miembro de la Generación 2018.
Su sueño, siempre fue estudiar en Alemania, y lo logró: desde el año pasado estudia la carrera de Etnología en la Universidad de Heidelberg. En este momento se encuentra de vacaciones en Chile y tuvimos la oportunidad de conversar con ella sobre su experiencia en éste, su primer año en Alemania:
Matilde, cuéntanos acerca de tus primeras experiencias en Alemania:
Entré a la universidad de Heidelberg con el Sprachdiplom B2 aprobado y la PSU sobre 600 puntos en las tres pruebas. Para conseguir todos los documentos que se necesitan para inscribirse, se requiere bastante paciencia y dedicación, además de mucho tiempo, pero luego, todo sale más fácil. Llegar allá sola, al principio asusta, pero no cuesta acostumbrarse, conocer la ciudad, cómo funciona y cómo manejarse en ella.
Vivo en Heidelberg, una ciudad maravillosa, de tamaño justo para una estudiante que se mueve todo el día en bicicleta. Hay muchos estudiantes alemanes, pero también otros de todas partes del mundo, lo que la convierte en una ciudad muy diversa.
El primer semestre viví con unas estudiantes italianas y ahora, vivo con 2 alemanas en un departamento muy central, cerca de la universidad.
Te tocó justo un primer año de universitaria en un nuevo país y en tiempo de pandemia. ¿Fue muy difícil?
Claro que sí. Todas las clases eran a distancia. Aún no conozco la facultad en sí. No tenía muchos contactos y no pude conocer a mis compañeros de carrera. Casi me devuelvo, pero luego, en los meses de verano en Alemania, en junio y julio, todo fue más fácil. Se podía salir, encontrarse con compañeros, ir a la Biblioteca y hacer trabajos en grupos. En estos meses conocí a muchos estudiantes y pude hacer amigos.
Así que pensé que era mejor quedarse, “aperrar” y acostumbrarme. Valía la pena, ya que junto con los otros estudiantes y amigos nos apoyamos mutuamente.
Matilde, ¿la carrera de Etnología es exigente? ¿Es difícil estudiar en alemán?
En la universidad existe la posibilidad de estudiar dos carreras paralelas, un “Major” y un “Minor”, lo que permite elegir dos que se complementen. Para mí, la principal es Etnología que es sobre la antropología, la sociedad y las culturas. Las clases son exigentes, pero con mi nivel de alemán, no tengo tantos problemas para comprender. Hasta me ayuda a aprender otro idioma, el hindi, para mi carrera secundaria (Estudios Surasiáticos).
Algunas clases y trabajos se realizan en inglés también, así que estoy usando, activamente, ambos idiomas. Durante el semestre pasado aprobé todos los ramos; las pruebas orales eran pasables. Hay que aprender a perder el miedo. Además, los profesores están acostumbrados a estudiantes internacionales así que no se preocupan tanto por la gramática y están abiertos a cualquier duda.
Matilde – te invito a un juego: te digo una palabra y me dices lo primero que se te venga a la mente.
IDIOMA ALEMAN
Es más difícil de lo que yo recordaba de las clases en el colegio, pero se puede. Me acostumbré y hoy ya no es tan complicado para mí.
LOS ALEMANES
Me sorprendieron. Te dan la bienvenida, son relajados y si uno se gana su confianza, se forman amistades muy lindas.
LA MEJOR COMIDA
Jajaja, aún no conozco mucho la comida alemana, ya que los restaurantes están cerrados. Cocinamos de todo con las compañeras, en general, comida de estudiantes: abundante, pero económica, como legumbres, pastas y muchas verduras.
LO MÁS BONITO DE HEIDELBERG
Los cerros, la vegetación y la arquitectura. Pero, mi lugar favorito es el borde del rio Neckar, donde se juntan en verano los estudiantes después de las clases a tomar una cervecita y conversar…
¿QUÉ ECHAS DE MENOS DE CHILE?
Algunos condimentos especiales, el idioma y el humor… Poder hablar relajado “chileno”, sin pensar si te equivocaste.
Y, para terminar: a nuestros alumnos de IV° Medio también les toca un año en pandemia. ¿Qué recomendarías a los alumnos de nuestra GENERACION 2021?
Que no se frustren, a pesar de la pandemia. Que se enfoquen en la meta que tienen e intenten pasarlo lo mejor posible; que piensen positivo y se proyecten. Que no se preocupen por cómo va o cómo lo hace el resto; ajústense a su tiempo y a sus rutinas para no estresarse demasiado.
No me arrepiento para nada de haber ido a Alemania. Todo lo contrario, es una gran experiencia, un crecimiento personal y un aprendizaje para la vida.
Agradecemos a Matilde por compartir sus experiencias con su excolegio y le deseamos lo mejor en su segundo año de universidad en Alemania.
Sabine Petermann
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