Una directora me contó la siguiente historia: un niño de tercero básico en su colegio estaba aterrado por la actuación de fin de semestre. Le decía todos los días a su mamá que no iba a bailar ni cantar, hasta que dos días antes del show, cuando estaban todos más nerviosos, se tranquilizó completamente. Su mamá no entendía: “¡Qué bueno que te calmaste, ¿pero qué te pasó?. Es que le conté a un compañero y me dijo: ¡Qué te importa! Si nadie te va a mirar, todos van a estar grabando con su celular”.
Hoy es fundamental escuchar el silencio que genera el teléfono. Después de una clase de 80 minutos los niños necesitan correr, saltar y jugar. Y los más grandes deben salir al patio y conversar. Pero si en vez de eso se sientan a ver lo que pasó en las redes sociales mientras estaban en la sala, van a llegar más cansados a la siguiente clase y no se van a poder relacionar. Eso también es escuchar el silencio que genera el celular.
En los hogares pasa un fenómeno similar. Muchas veces creemos que es un problema tener una casa ruidosa. Nos descomponen las peleas, conflictos y discusiones. ¿Y qué hacemos entonces para vivir en una biblioteca? Ponemos pantallas, creyendo que "ese silencio” lo va a mejorar.
Pero no... nos equivocamos... como el profesor James Wilson, de la Universidad de Harvard solía decir: "La familia debe ser el lugar en que los conflictos pasan y la casa los niños aprenden a manejarlos… la familia es el espacio en que formamos y manejamos nuestras emociones”. No nos confundamos... el problema no son las peleas: los gritos, llantos y risas son señal de vida. Dice que hay niños que están creciendo, aprendiendo y regulándose. No los matemos con el silencio del teléfono.
Dejen terminar con una última reflexión: siempre me he asustado con los llantos de mis hijos. Cada vez que uno grita corro a ver cómo está. Sin embargo, descubrí que hay algo que me pone peor... cuando hay silencio. Si no los escucho en mucho rato, los llamo y si no me contestan, me pongo nervioso. Las peores travesuras además son siempre en silencio.
Papás, mamás y directores: regulemos. Los conflictos que causan el silencio del celular son los que más ruidos hacen.